¿Y si no puedo permitirme comprar moda sostenible?

Y si no puedo permitirme comprar moda sostenible

Comprar de forma más sostenible está genial y demás, pero ¿qué pasa si no puedes permitirte nada más que H&M e Inditex? Tal vez el verdadero problema no es que la moda sostenible sea demasiado cara, sino que nos han dicho que hay que valorar los precios bajos y la comodidad por encima de todo, sin importar el sufrimiento que cause.

¿Por qué percibimos la moda sostenible como algo caro?

La ropa es ahora más barata que nunca. Los armarios están abarrotados de prendas baratas producidas en masa. Algunas marcas de ropa llegan a producir cincuenta temporadas al año y otras suben hasta 10.000 prendas nuevas cada día en su web. Se ha normalizado tanto comprar cosas nuevas cada semana que lo han convertido en la norma. Incluso ahora, a veces me cuesta ponerme lo mismo dos días seguidos. Y si lo hiciera, mi familia o mis amigos se cachondearían de mí.  

La moda tal y como la conocemos se consideraría algo inconcebible hace solo unos pocos años. Mi madre solía tener un vestido nuevo para Semana Santa y la gran mayoría de las veces era mi abuelo quien le hacía un vestido para la ocasión. Hoy en día, lo que quiere la Generación Z es un conjunto bonito, barato, instagrameable y tiktokable. Nuestro mundo ha creado una sociedad que se dice a sí misma que llevar el mismo conjunto dos veces no es cool.

¿Te has preguntado alguna vez cómo es posible que la ropa ahora sea más barata que nunca? Una de las principales razones por las que la moda rápida es tan barata es porque la ropa se produce en masa en grandes fábricas, lo que significa que se fabrica una mayor cantidad de prendas por un coste mínimo. Pero todo tiene un coste, incluida la moda rápida. Y no hay nada justo y equitativo en maltratar y explotar a la gente.  

Pagar un salario digno a los trabajadores de la confección

Una investigación realizada por el Public Eye rastreó el origen de un artículo: una sudadera oversized con capucha de 26,67 euros de la línea Join Life Sustainability de Zara, en la que todos los trabajadores implicados en el proceso compartían apenas 2 euros por su trabajo. Puede que estas cifras no representen a la perfección todos los artículos de Zara, pero tanto si las estimaciones son exactas como si no, está claro que los trabajadores no reciben un trato justo. 

En países como Bangladesh, Indonesia y Sri Lanka, los salarios son mucho más bajos con respecto a otros países, por lo que las empresas se aprovechan y explotan los derechos de sus trabajadores para obtener mayores beneficios. Y cada vez que inviertes dinero en una gran marca cuando tienes otras opciones (porque recuerda que no todo el mundo las tiene), estás dando la espalda al sistema. Si sigues apoyando este sistema, a la larga perjudicarás a las personas más vulnerables dentro de él. 

Las empresas multinacionales recorren el mundo en busca de mano de obra barata, y buena, mientras exigen precios cada vez más bajos por cada negocio. Todas las marcas de moda rápida pueden permitirse pagar a sus empleados salarios dignos. Así que, para lograr un cambio, para vivir en el futuro que queremos, tenemos que disminuir la demanda, lo que significa que tenemos que comprar menos.  

Los materiales son más caros

Hay muchas razones por las que participar en este movimiento y empezar a comprar ropa sostenible, pero la mayor barrera es su coste. No me malinterpretes, lo mires como lo mires, comprar moda rápida no es factible. El planeta no puede permitirse estos costes medioambientales, y tampoco la mayoría de sus habitantes. Solo aquellos que no pueden mantener su cartera en el bolsillo deberían sentirse ofendidos.  

Entonces, ¿qué es lo que se tiene en cuenta a la hora de fijar el precio de la moda sostenible? Los principales factores de diferenciación son su respeto hacia el medio ambiente y su longevidad: estas prendas están diseñadas para ser atemporales y de alta calidad, de modo que los consumidores puedan usarlas una y otra vez. Aunque los tejidos sostenibles y ecológicos son cada vez más populares, no tienen tanta demanda como los tejidos más baratos y producidos en masa, como el poliéster y el algodón, lo que hace que la producción de estos tejidos sostenibles sea más cara para los fabricantes.  

El coste de la producción ético -también significa pagar a los agricultores y a los trabajadores de la confección un salario justo- y con todo el greenwashing que se está produciendo en la industria de la moda, las certificaciones se suman al coste -incluyendo las tasas de la propia certificación, los organismos de certificación, los inspectores y los gastos de viaje- y deben renovarse cada año.   

Compra menos, PERO compra cosas que vas a mantener por más tiempo

Está la idea preconcebida de que para ser parte de esta discusión, tienes que salir corriendo a comprar ese vestido súper ético de 300 dólares. ¿Por qué creo que esto es ridículo? Porque estás tratando de combatir el fuego con fuego. Y seamos sinceros, estamos tan acostumbrados a pagar 20 dólares por 5 vestidos de marcas como Shein que es imposible cambiar nuestros hábitos de la noche a la mañana.  

“¿Cómo puedes justificar gastarte 100 euros en un vestido que te vas a poner dos veces cuando por esa cantidad puedes comprar más de 30 en Shein? ¿Por qué invertir en algo que no te vas a poner tanto? ¿Por qué voy a pagar más cuando puedo pagar menos por lo “mismo”?” Son preguntas que leo cada día en las redes sociales. Nuestro mundo ha creado una sociedad que nos dice que llevar lo mismo dos veces no es cool. Y tenemos que revertir eso, porque es una gran parte del problema.  

El modelo de negocio consumista consiste en hacerte sentir mal y luego venderte algo para que te sientas mejor.

Wallaert

No te preocupes: mucha gente no sabe por dónde empezar con este tema. Llega a ser abrumador. En un mundo ideal, te diría que dejaras de comprar moda rápida porque estás contribuyendo a la explotación de las personas y los recursos del planeta. Pero, ¿qué tal si empiezas por reducir tu consumo de moda rápida? ¿Y si solo compras ocasionalmente en Zara?

Ser el consumidor ético perfecto no es la cuestión. ¡Pero pensar sobre tu consumo sí!

¿Quién no quiere ser el consumidor ético perfecto? Me enfrentaré a un aluvión de críticas por decir esto, pero la perfección no existe y no creo que sea malo comprar moda rápida de vez en cuando. Ya está, lo he dicho. Comprar ropa de segunda mano o ética y sostenible no está al alcance de todos. Fíjate en lo limitada que es la oferta de tallas en las tiendas de caridad. Y, lamentablemente, no todas las marcas de moda sostenible con inclusivas en cuanto a talla.

Esto no significa que esté bien comprar moda rápida a lo loco. Nada más lejos de la realidad. Pero por encima de todo, somos personas y no es necesario presionarnos tanto. Cuando las cosas que te gustaría hacer, se convierten en cosas que debes que hacer, se produce un malestar y una ansiedad que puede llevarte a dejar incluso de intentarlo. Esto es lo que queremos evitar a toda costa. 

Lo que tenemos que hacer es utilizar, en la medida de lo posible, la ropa que ya tenemos en nuestro armario, aunque eso signifique seguir utilizando y vistiendo a diario ropa de las marcas que nos han llevado a nuestra situación actual. No podemos cambiar las decisiones que hemos tomado en el pasado, y comprar marcas sostenibles no va a pagar a los trabajadores que fabricaron la ropa que ya hemos comprado. Pero podemos mostrar respeto hacia estos trabajadores cuidando y llevando la ropa que hicieron, dándoles la vida que se merecen.