Por qué la moda rápida es un tema feminista

Explotar a las mujeres para obtener beneficios

Todos somos feministas, pero seguimos comprando moda rápida semanalmente. Se calcula que hay 40 millones de trabajadores de la confección en todo el mundo, siendo la mayoría mujeres ganando menos de 3 dólares al día, según el colectivo sin ánimo de lucro Remake. Solo en Vietnam, casi la mitad de las trabajadoras de la confección sufren violencia y acoso sexual. ¿Y todavía te preguntas por qué la moda rápida es un tema feminista?

No se puede explotar a las mujeres en un país para empoderarlas en otro. A los trabajadores de la confección de Victoria’s Secret en Tailandia se les deben 8,5 MILLONES de dólares en indemnizaciones. En Missguided, el salario medio por hora de las mujeres es un 46% MENOR que el de los hombres. Pretty Little Things prometió que el 100% de los beneficios de cualquier vestido de la categoría del Día Internacional de la Mujer se donaría también a las organizaciones benéficas asociadas, pero ¿qué pasa con la violencia de género en sus cadenas de suministro?

Todas estas marcas, que no paran de crear campañas de ”empoderamiento”, ni siquiera pagan un salario digno a las mujeres que confeccionan sus prendas. PLT y la empresa matriz Boohoo se enfrentaron a acusaciones de trabajo ilegal en Leicester en agosto de 2020, con confeccionistas que cobraban 3,50 libras por hora. Shein se enorgullece de añadir más de 1000 nuevos looks cada día y de vender tops por 1 libra, así que puedo garantizar que alguien, en algún lugar, está pagando por ello. ¿Cómo puede ser una prenda más barata que un sándwich?

Explotar a las mujeres para obtener beneficios

La explotación de las trabajadoras ha permitido a las empresas de las marcas de moda rápida obtener enormes beneficios mientras niegan a las trabajadoras que producen sus prendas los derechos más básicos. La verdad es que las fábricas de moda rápida siguen siendo uno de los sectores que más explotan a las mujeres y las niñas. Cuando las mujeres no ganan un salario digno y no pueden invertir en su educación, su carrera y su familia, esto hace que la moda rápida sea una preocupación feminista.

El feminismo consiste en que todos los géneros tengan los mismos derechos y oportunidades. Se trata de luchar por el empoderamiento de todas las mujeres para que hagan realidad todos sus derechos. Pero en lugar de garantizar estos derechos fundamentales a sus trabajadoras, la industria de la moda rápida se aprovecha de la posición ya desigual de las mujeres en la sociedad para conseguir una mano de obra aún más barata, dócil y flexible. Vender vestidos o ropa con lemas “feministas” por 4 libras solo es posible a costa de pagar poco a las trabajadoras que crean esas prendas.

Es irónico, ¿no?, que estas empresas creen esas prendas en fechas tan señaladas como el Día Internacional de la Mujer a la par que explotan a sus propias trabajadoras las cuales fabrican dichos artículos. El Día Internacional de la Mujer es como una forma de explotación en sí misma. Desgraciadamente, para muchas mujeres que viven en países sumidos en la pobreza, un trabajo en la industria textil es lo mejor de una mala situación.

El acoso sexual es el secreto sucio de la industria de la moda

Las fábricas internacionales tienen que hacer más para proteger a las trabajadoras de estas fábricas de los abusos sexuales. Los movimientos #MeToo y #TimesUp han obligado a muchas empresas a revisar sus políticas de brecha salarial de género y contra el acoso. Pero todavía en 2022, en la industria de la confección, por ejemplo, 1 de cada 3 trabajadoras de la confección sufrirá acoso sexual en el lugar de trabajo, ya que actualmente no existe ninguna ley internacional para prevenir la violencia y el acoso sexual en el mundo laboral.

Muchas marcas mundiales de ropa dependen en gran medida de las auditorías sociales para garantizar que las trabajadoras de la confección de sus fábricas proveedoras reciban un buen trato, pero estas medidas no son suficientes. Se supone que estas auditorías detectan los abusos en el lugar de trabajo, incluido el acoso sexual en el trabajo, pero pocas trabajadoras están dispuestas a hablar de un tema tan profundamente estigmatizado delante de los demás. Estas auditorías sociales son inspecciones de fábricas, a menudo llevadas a cabo por auditorías externas que no están orientadas a crear un entorno seguro para que las víctimas denuncien sus experiencias.

Las marcas deben asumir la responsabilidad de controlar y solucionar las condiciones laborales en las fábricas de las que se abastecen, en lugar de permitir que se distancien convenientemente de los abusos laborales. Las marcas de ropa deben dar un paso adelante y mantener a las mujeres seguras en sus fábricas. Como señala acertadamente Aruna Kashyap, activista y defensora legal de Human Rights Watch:

“Muchas soportarían el acoso y las agresiones sexuales repetidas para asegurarse un salario diario de poco más de 6 libras esterlinas al día. Una mujer cuyos bebés pasan hambre hará cualquier cosa para poner comida en la mesa”.

Avergonzar a las personas no es la solución

Avergonzar a las mujeres que han comprado, y siguen comprando, moda rápida, no es la solución. Por desgracia, la ropa de segunda mano no es la solución para todos. Soy consciente de que si buscas ropa plus size, no es tan sencillo de encontrar en tiendas de caridad o por internet, sobre todo en el estilo que quieres. De hecho, es demencialmente difícil.

Tal vez tengas un presupuesto ajustado y no quieras arriesgarte a gastar dinero en algo que luego no puedes devolver y que puede tardar meses en revenderse. Puede que ni siquiera tengas acceso a tiendas de segunda mano por el lugar donde vives. Cada vez que visito a mi familia en España, me doy cuenta de que no todo el mundo tiene las facilidades que yo tengo viviendo en Londres, lo que significa que algunos de mis amigos nunca han visto una tienda de caridad – real.

El propósito de este artículo no es avergonzar de ninguna forma a los que compran o no moda rápida. Son a las marcas y a las corporaciones a las que debemos exigir responsabilidad. Sin embargo, podemos hacer algo por nuestra parte siendo más responsables con nuestro consumo de ropa.

Te reto a que guardes tu cartera en el bolsillo y te diviertas con la ropa que ya tienes en tu armario. Puede que no podamos controlar directamente los movimientos de una empresa de moda, pero podemos educarnos, concienciarnos sobre quién ha hecho nuestra ropa y cómo sus producciones afectan a las personas, y al planeta.