Nadie necesita morir por la moda

I have nothing to wear fast fashion

Antes de convertirme en una defensora de la moda sostenible (slow fashion), yo formaba parte del problema de la moda rápida (fast fashion). No estoy orgullosa de mi comportamiento. Compraba más ropa de que podía ponerme en toda mi vida y la mayoría de ella terminaba en una tienda de caridad. Mi lema para comprar era “más es más” y como muchas otras mujeres, ser Carrie Bradshaw era mi inspiración “me gusta mi dinero donde puedo verlo: colgando en mi armario”. Podemos hablar de cómo Sexo en Nueva York arruinó mi vida (y mi cuenta bancaria) y cómo sigue siendo una de mis series favoritas en otro momento.

Mi transición de compradora compulsiva a defensora de la moda sostenible coincide con el principio de mi viaje hacia “la vida adulta”. Oh, sí. Fue tan fácil como empezar a trabajar y tener que pagar las facturas. Un poco triste también. Así era de irresponsable y egoísta.

Es incluso más duro cuando no puedes dejar de compararte con otros. Empiezas vistiéndote para impresionar a personas que ni siquiera conoces en las redes sociales y esto es solo el comienzo. Nadie tiene tanta ropa y joyas como esos influencers que sigues. Realmente creo que las redes sociales están arruinando nuestra identidad en algún punto de nuestras vidas.

Después de dejar las redes sociales por un tiempo y enfocar toda mi atención a la salud mental y a mi crecimiento personal, intentando escuchar mi corazón, me di cuenta de que si pedía un mejor trato para el planeta que compartimos y los animales, también debería dejar de consumir moda rápida. No solo porque la industria de la moda tiene un impacto desastroso en el medio ambiente. También porque el gran problema de la moda rápida es que afecta a áreas diferentes de los derechos humanos.

El precio oculto de la moda rápida

A la industria de la moda rápida se la suele llamar la atención por las condiciones de trabajo explotadoras en sus fábricas, cuyo personal está formado principalmente por mujeres empobrecidas, especialmente en Asia. Muchos de estos empleados trabajan por un salario bajo y tienen pocos derechos, en gran medida para que los fabricantes de ropa de Europa y Estados Unidos  puedan mantener los bajos costos.

Las condiciones de trabajo en la industria textil son muy malas. Especialmente en India y en Bangladesh donde hay una gran discriminación contra las mujeres. Los salarios son muy pero que muy bajos y el abuso es una realidad diaria para las mujeres trabajadoras.

Algunas personas se preguntarán, ‘¿qué mantiene a las mujeres a seguir trabajando en esta industria?’ Es tan simple como la pobreza. No hay muchas oportunidades de trabajo para las mujeres en otras industrias. Además, la India y Bangladesh están bajo una sociedad muy patriarcal que conlleva a que las mujeres no sean tratadas como seres humanos.

Bangladesh es el mayor exportador de ropa confeccionada después de China. © Palash Khan/Reuters

¿Por qué es nuestro deber preocuparnos por las condiciones de trabajo en las fábricas?

Entiendo que estos problemas se vean muy lejanos, pero solo en Europa hemos visto recientemente cómo las marcas han esperado a que el gobierno ofrezca subsidios y han cerrados las puertas a sus empleados. Otros han forzado a los trabajadores a trabajar durante el principio de la pandemia cuando la mayoría de la población estaba en aislamiento.

Tenemos que hablar por aquellos que no tienen la libertad de hablar por sí mismos. Nuestros gobiernos están permitiendo que estas industrias se enriquezcan mediante el sufrimiento de estas personas. La moda rápida solo funciona si la opresión está incluida.

Cinco cosas que puedes hacer ahora:

1.  Deja de comprar tanto. Haz compras bien pensadas y tómate tu tiempo antes comprar algo. Antes de comprar cualquier cosa, yo lo dejo en la cesta de la compra durante una semana e incluso dos y si aún lo quiero, me planteo comprarlo (pero no sin antes preguntarme una vez más por qué y cuántas veces voy a ser capaz de usarlo).

2.  Compra más de segunda mano, si puedes. No estoy diciendo que debas dejar de comprar moda rápida de la noche a la mañana pero como idea, hay aplicaciones increíbles como Depop o Vinted donde uno puede encontrar sus marcas favoritas de moda rápida sin promover condiciones de trabajo explotadoras y ayudar al medio ambiente dándole otra vida a ropa ya usada, porque de otra forma, podrían terminar desechadas en los vertederos.

3.   Desuscríbete de los correos electrónicos de la moda rápida. Este es el mejor truco que puedo darte. Es un paso realmente pequeño, pero cambió mi vida. Era demasiada tentación ver esos correos en mi entrada, especialmente durante las rebajas. Las rebajas pueden ayudarnos a ahorrar dinero. Aún así, la mayor parte del tiempo, gastamos más dinero de lo normal en cosas que no nos hacen falta. Además, borra las aplicaciones de tu móvil si quieres evitar comprar.

4.  Investiga un poco. Tómate tu tiempo para descubrir nuevas marcas de moda sostenible y asegúrate de invertir tu dinero sabiamente. Si compartimos los mismos valores medioambientales y de derechos humanos, lee las etiquetas sabiamente y asegúrate de elegir los materiales más ecológicos.

5.  Lucha en contra de la moda rápida. No necesitas miles de seguidores para que tu voz sea escuchada. Cualquiera puede unirse al movimiento. Toma tu Instagram, Twitter, Facebook, para preguntar a las marcas de moda acerca de sus prácticas de producción o comparte a través de tu feed o stories, artículos, libros, vídeos que puedan parecerte interesantes.

¿Cómo estás luchando contra la moda rápida? Sé que a veces todo este tema puede ser abrumador. ¿Te gustaría que hablara de algún tema en específico que pudiera ayudarte?

Traducción por Lucía Cano