Desde que leí la publicación y las palabras de Venetia La Manna, una increíble activista y una de las cuentas más desafiantes que he estado siguiendo desde hace un tiempo que promueve la moda sostenible, el veganismo y más, no podía dejar de pensar en: “Mango ha despedido 738 trabajadores por pedir ‘agua potable para beber’”. Devastador.
Puedes pensar: “¿Cómo es posible en el 2020? Mango lo está haciendo tan bien… Me encanta Mango. Tienen como objetivo eliminar 160 millones de bolsas de plástico al año de la cadena de suministro. ¡También tienen una sección “sostenible” en su web! Parece que se preocupan por el planeta y por los trabajadores. ¿ES ESTO acaso verdad? “Créeme, he estado ahí. Sé cómo te sientes y qué tipo de preguntas se cruzan por tu mente y es por eso que estoy aquí. Voy a explicarte qué ha pasado en el caso de que no lo sepas y por qué la respuesta a estas acusaciones no significan nada para mí en este momento.
Estos despidos ocurrieron hace meses en la fábrica de Dihuali en Yangon (Myanmar), la cuál fabrica ropa para Mango (y también suministra a Lidl) por exigir agua potable, baños, seguridad contra incendios y protecciones de distanciamiento social. Mango dice ser una “marca sostenible”, ¿verdad?
La industria de la confección de Myanmar
Detrás de la creciente industria de la confección de Myanmar, hay miles de mujeres que se enfrentan a condiciones muy difíciles, lo que a menudo significa soportar el acoso y la discriminación. Para tener un poco de perspectiva, en enero se publicó un borrador actualizado de la Ley Nacional de Prevención y Protección de la Violencia contra la Mujer, después de siete años de disputas. Sí, así es. Enero de 2020.
No hay ninguna ley que proteja a las mujeres, lo que las hace estar aterrorizadas y con miedo a hablar de las condiciones de su trabajo o del acoso que sufren. Y aunque Myanmar ha mejorado las condiciones de trabajo en un país donde el salario mínimo es de 3,5 dólares diarios, sigue siendo uno de los más bajos de Asia.
La mayoría de estas mujeres ganan lo justo para pagar el alquiler, la comida y el teléfono. El resto, lo envían a casa. Y debido a la presión de sus supervisores, cuando tienen que trabajar horas extras, a menudo se encuentran volviendo a casa solas por la noche, expuestas a personas con intenciones dudosas.

¿A QUIÉN LE PERTENECE MANGO?
Isak Andic Ermay, fundador y accionista mayoritario de la cadena de tiendas de ropa Mango, tiene un valor neto de 1.400 millones de dólares, según Forbes. Además, la empresa tiene más de 2.100 tiendas en 110 países y 822 fábricas en todo el mundo en el presente año 2020, principalmente en Asia Oriental. Teniendo esto en cuenta, aunque el coste de vida en los países productores de prendas de vestir es, en efecto, más barato, los trabajadores de la industria de la confección todavía no reciben un salario que cubra todas sus necesidades básicas, como alimentos, vivienda, ropa y educación.
Mango, como parte de su compromiso con la transparencia y sostenibilidad, ha publicado una lista de las fábricas de producción de primer nivel en su cadena de suministro global, convirtiéndose en la primera gran empresa del sector de la moda española en hacerlo. La publicación de la lista forma parte del Acuerdo Bilateral firmado hace dos años entre Mango y Comisiones Obreras en términos de ser más transparentes y trabajar juntos para fortalecer los derechos humanos y desarrollar una industria más sostenible. Esta lista se puede ver en la página web de Mango.
MANGO RESPONDE A LAS ACUSACIONES


Sin embargo, después de que esto estallara en las redes sociales, todos recibimos el mismo copia y pega:
En conclusión, se les informó sobre la situación en la fábrica de Dihuali y han estado trabajando por una solución durante MESES (recuerda, por exigir agua potable) y DESPUÉS DE MESES, ahora, están “cerca de un acuerdo”. ¡Qué coincidencia! “Estamos cerca de llegar a un acuerdo en las próximas horas con todas las partes para resolver la situación”. Ten en cuenta que recibí estos mensajes hace una semana. ¿Has visto algún comunicado de prensa? ¿No? ¡Yo tampoco! Para ser honesta, no estoy segura de que su código de conducta signifique algo a este punto.
Como siempre digo en mis redes sociales. Solo estoy aquí para animaros a que tengáis una mayor concienciación sobre qué y a quién apoyamos.
Si quieres saber más sobre cómo evitar el green-washing o la fea realidad de la moda rápida, aquí tienes algunos recursos que pueden ser interesantes:
- The Ugly Truth of Fast Fashion. Patriot Act with Hasan Minhaj
- Greenwashing: A Fiji Water Story (Our Changing Climate)
- How Fashion is Greenwashing (Sense and Sustainability)
- ‘How to Break Up with Fast Fashion’ de Lauren Bravo
- ‘Slave to Fashion’ de Safia Minney, publicado por New Internationalist Ltd
- ‘Fashionopolis: The Price of Fast Fashion and the Future of Clothes’ por Dana Thomas
- ‘To Die For: Is Fashion Wearing Out the World?’ por Lucy Siegle, publicado por Fourth Estate
- COP25: Un escaparate verde para las empresas contaminantes publicado por El País
- ¿Qué es el GREENWASHING? Planet Queens por Martina Lubián
Traducción por Lucía Cano Gómez